Comenzamos este viaje alrededor del planeta vino visitando las 10 bodegas más interesantes del mundo desde el punto de vista enoturístico con la primera parada.
Y la primera escala es en un territorio que no suele venirnos a la cabeza cuando hablamos de vinos, como es Austria. Hablamos de Preisinger, la bodega de Claus Preisinger, ubicada en Gols, una pequeña localidad de apenas 3.500 habitantes, situada en el estado austriaco de Burgenland, en un enclave muy próximo a la frontera de Austria con Hungría y Eslovaquia.
Se trata de una región de mucha tradición vitivinícola, en la que destaca con nombre propio una asociación de bodegueros, Pannobile, que si bien no es excesivamente conocida en España, si que me gustaría detenerme en ella, por lo atractivo de sus principios.
Pannobile, nace en 1994, como reacción contra la globalización que estaba viviendo la vitivinicultura austriaca desde mediados de los 80, cuando un grupo de bodegueros, que solían reunirse en Gols, deciden que es el momento de defender el carácter único de su terruño y sus variedades de uvas locales. A los siete fundadores se uniría en 1998 Gerhard Pittnauer y Claus Preisinger en 2004. Así nace el leit motiv de la Pannobile: “Nueve bodegueros, una idea”
Claus Preisinger, protagonista de este proyecto vinícola, es un joven de 31 años, perteneciente a la tercera generación de su familia dedicada al trabajo de las vides y la elaboración de vino, y ferviente seguidor de las ideas de Rudolf Steiner, fundador de la agricultura biodinámica.
Preisinger cuenta con 19 hectáreas de viñedo repartidas en 64 fincas, en un radio de 18 kilómetros alrededor de la bodega, y elabora un 90% de sus vinos con variedades tintas (Zweigelt, Blaufränkisch, Sankt Laurent, Pinot Noir y Merlot) y un 10% con variedades blancas (Chardonnay y Weissburgunder).
El equipo arquitectónico que diseñó la bodega es el estudio vienés Propeller Z. Se trata de una estructura de hormigón y madera de alerce, con planta rectangular, que alberga de manera secuencial las distintas fases de elaboración del vino: recepción, fermentación, crianza en barrica y maduración en botella, con una sala de cata al final del proceso, con una espectacular terraza sobre los mejores viñedos de Preisinger, desde la que se contempla en la lejanía el lago Neusiedl y el monte alpino Schneeberg.
Se trata, desde luego, de unos paisajes, y de un destino enoturístico, que merece la pena visitar.
¿Algún lector conoce ya estos parajes?
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