A los aficionados al vino nos encanta comprar más y más botellas, especialmente cuando salimos de viaje por zonas donde se elaboran buenos vinos. Así que cuando llegamos a casa, ¿qué hacer con él?
En primer lugar, hay que recordar que no todos los vinos del mercado son adecuados para largas guardas, pues no necesariamente van a mejorar demasiado con el tiempo. De hecho, la mayoría de los vinos se disfrutan mejor a los pocos años de su elaboración. Sin embargo, para que estos vinos se conserven perfectamente unos años en casa e, incluso, mejoren con el tiempo, es tan sencillo como seguir las siguientes 7 pautas:
1. Mantenerlo fresco
El calor es el peor enemigo para el vino. Las temperaturas superiores a 20 °C envejecerán un vino rápidamente. Y a temperaturas superiores, el vino puede “cocerse”, resultando en aromas y sabores planos. La temperatura ideal es entre 8 °C y 19 °C (13 °C es considerada la temperatura idónea de conservación) , aunque esto no es una ciencia exacta y no hay que preocuparse demasiado si almacenamos el vino un par de grados por encima de lo deseable si no descorchamos la botella tras demasiados años en casa.
2. Pero no demasiado fresco
Guardar los vinos en el frigorífico de casa puede estar bien para un máximo de un par de meses, pero no es la mejor apuesta para el largo plazo. La temperatura promedio en una nevera cae muy por debajo de los 8 °C para la conservación segura de los alimentos perecederos, y la falta de humedad podría llevar a secar los corchos, lo que haría que se filtre aire en las botellas y estropee el vino. Además, hay que evitar guardar el vino en sitios con peligro de helada, como un garaje sin calefacción en invierno, o en el congelador pues la dilatación del líquido hará saltar el corcho e incluso llegar a romper la botella.
3. Evitar los cambios de temperatura
Más importante que preocuparse por lograr los perfectos 13 °C es evitar los cambios bruscos, extremos o frecuentes de temperatura. No hace falta obsesionarse, pues no pasa nada con pequeñas oscilaciones de temperatura. En este sentido, tal vez la fase crítica sea el transporte del vino desde la bodega, pues altas temperaturas pueden hacer que por dilatación se escape algo de vino por el corcho, pudiendo llegar a estropearse el vino. Puede darse el caso que aún pasando esto el vino no sufra ningún daño, cosa que no sabremos hasta el descorche.
4. Con las luces apagadas
La luz, especialmente la del sol, puede plantear un serio problema para la guarda del vino a largo plazo. Los rayos ultravioletas del sol pueden degradar el vino de manera prematura. Esa es la razón por la que las bodegas utilizan botellas de vidrio de tonos oscuros. Son como las gafas de sol para el vino. La luz de las bombillas de uso doméstico probablemente no dañarán al vino, pero puede hacer desaparecer las etiquetas a largo plazo. Las bombillas incandescentes pueden ser un poco más seguras que las bombillas fluorescentes, al emitir cantidades muy pequeñas de luz ultravioleta.
5. Atención a la humedad
Tradicionalmente se dice que los vinos deben ser conservados con un nivel ideal de humedad del 70 por ciento. La teoría es que el aire seco secará los corchos, que dejarían entrar aire en la botella y se echaría a perder el vino. Sí, esto puede suceder, pero salvo condiciones extremas (casi desérticas), es muy poco probable que pase. En cualquier lugar entre 50 por ciento y 80 por ciento de humedad se puede considerar seguro, y colocando un recipiente con agua en la zona de almacenamiento mejor aún. Por el contrario, las condiciones extremadamente húmedas pueden originar moho. Esto no afectará a un vino correctamente cerrado, pero dañará las etiquetas, haciendo perder valor a un vino de colección. Un deshumidificador puede arreglar eso.
6. La posición de las botellas
Tradicionalmente, las botellas se almacenan tumbadas con el fin de mantener el líquido contra el corcho, lo que en teoría debería evitar que el corcho se reseque. Para botellas a consumir a corto y medio plazo, o si las botellas tienen cierres alternativos (tapones de rosca, vidrio o tapón sintético), esto no es necesario ni conveniente, especialmente en vinos que por su elaboración presenten sedimentos. En este caso, la guarda vertical nos servirá como una primera decantación.
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7. Cuidado con las vibraciones
En teoría la vibración podría dañar al vino a largo plazo mediante la aceleración de las reacciones químicas en el líquido. Algunos coleccionistas serios se preocupan incluso por las sutiles vibraciones causadas por los electrodomésticos donde guardan el vino. En realidad, las vibraciones significativas podían perturbar el sedimento en los vinos de más edad, evitando que se depositen, y dándoles posiblemente una textura arenosa y desagradable. Sin embargo, salvo que vivamos sobre una estación de metro u organicemos conciertos de rock en casa no es un problema para la guarda de vinos a corto plazo.
Así que, ¿Dónde debería guardar mi Botellas?
Si no se cuenta en casa con un sótano fresco y no demasiado húmedo que sería lo ideal, veamos qué se puede hacer. Hay que descartar la cocina, el cuarto de la lavadora o de la caldera, donde las altas temperaturas podrían afectar a los vinos, y buscar una ubicación donde no están expuestos directamente a la luz. La mejor opción es adquirir una cava refrigerada para vinos. Si se opta por la cava, lo suyo es ubicarla en una zona fresca de la casa, para evitar que suba mucho la factura eléctrica.
¿Cuándo es el momento de plantearse la compra de un armario refrigerador para vinos? Depende del volumen de vino que se compre. Si, por ejemplo, una cava va a costar unos 800 euros y gastamos en vino anualmente esa cantidad, tal vez es el momento de plantearse esa pequeña inversión. Los vinos lo agradecerán y harán que sea una buena inversión.
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Un consejo para los coleccionistas: Si piensas que con una cava de 32 vinos te vale, cómprala del doble de capacidad. Una vez que empiezas con esta afición es difícil parar.
Querido lector, ¿Añadirías algún consejo más desde la experiencia?
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