Es obvio que la manera en que se guarde una botella de vino, se sirva y se beba afecta de una manera drástica a la experiencia de disfrute de un vino. Os dejamos una serie de recomendaciones:
Almacenamiento del vino
El vino en una botella es una cosa viva. Los efectos del tiempo causan cambios graduales en sus sabores. Si es comercializado por la bodega en su momento justo, un vino típicamente será muy afrutado y tal vez un poco áspero, pero bastante agradable. A medida que pasa el tiempo, el vino perderá parte de su fruta, pareciendo un poco más tánico. El vino puede incluso cerrarse, entrando en un período de reposo en la que el vino parece tener poco sabor a pesar de su concentración aparente. Después de un tiempo, los taninos, también disminuirán y el vino volverán a lograr el equilibrio, pero más suave y refinado. La trayectoria exacta del vino y el tiempo que tarda depende de muchos factores que no se saben con certeza a priori. La mayoría de los vinos no son adecuados para el envejecimiento y son mejores para beber jóvenes.
Los vinos deben almacenarse tumbados, en la oscuridad, a una humedad moderada y a menos de 20 grados. La temperatura ideal es de unos 14 grados, aunque eso es difícil para la mayoría, a menos que se disponga de un sótano o una cava de vinos. La estabilidad de la temperatura es tan importante como la temperatura promedio. Variaciones de temperatura por encima de los 20 grados puede hacer que el pequeño volumen de aire en la botella se expanda y contraiga hasta el punto de causar fugas de aire que pueden echar a perder el vino. Otros argumentan que incluso una desviación de unos pocos grados en un vino más viejo puede perturbar su proceso de envejecimiento. Mi consejo es no almacenar vinos para largos períodos, especialmente durante el verano, si se vive en un clima cálido. Un vino a 21 grados podría estar evolucionando doble de rápido que un vino a los 14 grados.
Abrir el vino
Hay que evitar inclinar varias veces la botella, sacudiéndola, o someterla a vibraciones. Aunque la mayoría de los vinos jóvenes no se verán afectados por dicho tratamiento, ¿por qué arriesgarse? Si un vino se ha almacenado de lado, hay que llevarlo lentamente a la posición vertical. Si se trata de un vino viejo, hay que dejarlo en posición vertical durante un rato antes de servir para que cualquier sedimento se asiente. Un vino tinto debe servirse a unos 18-20 grados. Un vino blanco debe servirse a unos 8-10 grados. Los tintos más ligeros (por ejemplo, el Pinot Noir) y vinos con un alto contenido de alcohol (más de un 14%) en particular, necesitan ser servidos más fresco para equilibrar mejor sus aromas con los efectos del alcohol.
Hace tiempo preparamos una infografía sobre la temperatura idónea de servicio del vino.
Hay multitud de utensilios para abrir una botella de vino. Mi favorito es el sacacorchos de láminas, pues evita que caiga ningún sedimento en el vino, además de ser el más rápido una vez que coges práctica. Una vez abierto, inspeccionar el corcho para ver si hay señales de fuga, como una mancha de color rojo por el lado del corcho o incluso en la parte superior del corcho.
Dejar que el vino respire
Una vez abierto, hay un debate considerable acerca de qué hacer. La mayoría de los consumidores de vino están de acuerdo en que la mayoría de las botellas de vino tinto se benefician de algún tipo de contacto con el aire. La exposición al aire – respiración – cambia la calidad de un vino desbloqueando sabores ocultos. La cuestión es cómo y cuánto. Un vino que respira demasiado se oxida y adquiere un sabor rancio. Un vino que se trata de forma violenta (para acelerar la respiración) puede convertirse estropearse, fragmentando sus aromas en componentes no tan agradables. Lo más seguro y más fácil de hacer es simplemente verter el vino y empezar a beber. El aire se aporta al vino por el vertido, y continúa respirando en el vaso y la botella. Si se desea más aire,se puede verter desde más altura sobre la copa. Esto es beneficioso para un vino que esté cerrado.
La forma más segura, es abrir la botella un par de horas antes de que vaya a ser bebido el vino. Varias horas podrían estar bien para un vino especialmente cerrado.
Un enfoque ligeramente más agresivo es decantar la botella. La decantación también se realiza en botellas de más edad que tienen sedimentos que necesita ser separados suavemente del vino. El vino tiene que reposar un par de horas en el decantador para evitar cualquier problemilla que pudiera tener el vino. Un vino especialmente cerrado puede reposar hasta cinco horas antes de beberlo.
El momento de beber
La experiencia del vino se produce principalmente en la nariz, más que en la lengua. La lengua es capaz de detectar sólo sabor, dulzor, acidez y amargura. En consecuencia, un vino se bebe para maximizar su impacto en la nariz. Para empezar, la copa de vino debe ser lo más grande posible de tamaño, y no llena más de un tercio. Esto permite que se expandan los vapores del vino para percibir mejor sus aromas. La excepción importante a la utilización de copas muy grandes son los vinos de postre (por ejemplo, el Oporto), cuyo contenido de alcohol exige un recipiente más pequeño para controlar la sensación de olor excesivo a alcohol.
Con el vaso en la mesa, es aconsejable sostener la copa por el tallo, cerca de la base. Mueva la copa en un círculo constante, girando el vino en la copa. Esta agitación no sólo continúa la aireación del vino, sino que también vaporiza un poco de vino, liberando así sus aromas. Coloque su nariz en el borde de la copa, respire lenta y profundamente por la nariz, apreciando el bouquet del vino. Cuanto más se agite más aromas podrán percibirse. Conviene beber el vino en pequeños sorbos y tratar de llevar los aromas al fondo de la boca, a los conductos nasales. Es también conveniente agitar el vino dentro de la boca para airear más el vino y mejorar el sabor.
Si no acabamos la botella
Si en casa no somos más que dos es más que probable que no seamos capaces de acabar una botella de vino de una sóla vez. No hay problema. Hay vinos que al abrirlos estén muy cerrados, y que incluso ganen en la nevera de un día para otro una vez abiertos. En todo caso, os recomendamos leer este artículo sobre cómo conservar una botella de vino una vez abierta.
Y eso es todo, esperamos que os hayamos podido ayudar a disfrutar un poco más de una botella de vino. Y recordad, aquí estamos para resolver todas las dudas que podáis tener sobre cualquier cosa relacionada con el vino.
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