Desde un tiempo a esta parte se han puesto de moda las páginas web en las que se venden experiencias regalables bajo la forma de cofre-regalo. Hablamos de empresas como smartbox.com, wonderbox.es, drivingbox.com, dakotabox.es,… y así un largo etcétera.
Muchas de estas páginas han fijado el enoturismo como una de sus principales bazas, comercializando paquetes como Un día entre viñedos, Cofre Bodega, Bodega con carácter,… De esta manera, venden online cupones con derecho al disfrute de visitas a bodegas, degustación de vinos, regalo de alguna botella de vino junto a la visita a bodega, e innumerables variantes sobre el mismo tema.
Qué duda cabe, que todo lo que sea acercar al público a nuestras bodegas merece la pena, sin embargo, no estoy tan seguro de las bondades de este tipo de productos. Es decir, que no tengo nada claro si benefician a las 3 partes en juego, esto es: titular de la web, cliente y bodega de destino.
El titular de la web claramente sale beneficiado. Con una pequeña inversión en tecnología, comercializa un bien virtual, que cobra por adelantado, y que pagará en su día a la bodega, una vez que el servicio haya sido disfrutado por el cliente. En principio, tras una inversión pequeña, beneficio a cambio de un servicio que da un tercero, y ventajas financieras de cobrar por adelantado y pagar bastante después de haber cobrado.
Por parte del cliente, paga por adelantado, por lo general, una cantidad bastante por encima de la prestación real que va a recibir o regalar. Tras el pago, deberá proceder a una operativa para disfrutar del bono-regalo que en muchas ocasiones es bastante tediosa. En definitiva, el cliente, paga por encima del valor de lo que percibirá, y además deberá afrontar un sistema bastante pesado de reserva a través de la web comercializadora de cofres-regalo.
Por último, la bodega, tras una importante inversión en instalaciones y en servicios enoturísticos (guías turísticos formados, instalaciones ajenas a la elaboración del vino, material divulgativo,…), da un servicio, cobrando bastante menos de lo habitual, pues las páginas de cofres-regalo manejan márgenes por lo general muy altos, e incluso por encima del 50%, y cobrando tarde, y tras una serie de trámites administrativos que nunca facilitan la labor de cobrar.
A modo de ejemplo: Regalo de experiencia enoturística por el que la empresa online de turno cobra 25 euros por pareja. En la zona de Ribera de Duero, las visitas a bodega con degustación suelen andar en los 8 – 10 euros por persona. De esta manera, el cliente paga 12,50 por lo que habitualmente costa de 8 a 10. Por su parte, a la bodega le van a pagar unos 12 euros, es decir, a 6 por persona, y tras hacer papeleo.
Conclusión: No interesa. Mal negocio para clientes y para bodegas. Nos sobra la empresa que vende los cofres-regalo. ¿Qué aporta? Realmente, el envoltorio y el lazo, nada más.
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